miércoles, 15 de agosto de 2012

Asia en crucero


Los cruceros navegan por los océanos del mundo, conectando a las personas con culturas y tierras distantes. Durante el trayecto, los pasajeros recopilamos recuerdos de experiencias únicas y escenarios espectaculares, además de obtener una comprensión más profunda de nuestro planeta. No solo emprendí hace un mes un viaje de aventura y nuevas experiencias, sino que uno de aprendizaje a la vez.
La aventura comenzó en Tokyo, el corazón Japón. Entre templos de miles de años y las calles mas modernas del mundo, como Ginza, uno se percata del ritmo de esta gran e impecable ciudad.
 Puedes despertarte a las seis de la mañana para ver a los luchadores de sumo entrenar, comer en un mercado típico enfrente a un antiguo templo con centenas de arcos rojos y acabar el día con una cena en el piso setenta de un lujoso hotel y restaurante de cinco estrellas.
 Nunca hay pausas en el movimiento de su gente y por doquier se hacen negocios y avances, pero la tradición y elegancia japonesa sigue muy presente. Su cultura de respeto y harmonía entre todos prevalece ante el caos y alboroto de una ciudad como esta.
Aquí abordamos el crucero Silvershadow de la compañía Silversea con rumbo a Hiroshima, una de las dos ciudades japonesas que fueron bombardeadas en la segunda guerra mundial.
 Desde la terraza de tu suite en el crucero puedes ver la desolación de una ciudad que fue completamente destruida y reconstruida. Aún quedan rastros de ruinas y existen muchos monumentos para conmemorar a los fallecidos en esa catástrofe.
Ahora el pequeño crucero se dirige a Corea como solo un día en altamar que te da la oportunidad de conocer todo lo que este barco tiene para ofrecerte. Restaurantes de la mas alta calidad, eventos de cualquier tipo, jacuzzis, albercas, conferencias, shows, casino y exposiciones de arte de Dalí y Picasso.
 Jeju, Corea
Llegamos a Jeju, una isla coreana con maravillas naturales y hechas por el ser humano. Jardines de miles de colores, templos de dos pisos con estatuas de Buddah de oro y monjes vestidos de rojo, largos puentes con diseño de dragones, formaciones de rocas negras y escondidas lagunas de agua cristalina son solo un vistazo a todo lo que hay aquí.
Luego de esta isla de ensueño, llegamos a Beijing, China; la potencia y el futuro del mundo. Comenzamos nuestro recorrido en por la muralla china que se extiende por montañas y valles hasta donde llega la vista. Una de la nuevas maravillas del mundo que si se merita ser llamada así. Te roba el aliento su dimensión y toda la historia escondida entre cada nicho y escalón.
En la ciudad te encuentras con altos edificios con pantallas luminosas y calles que pasan por encima unas de otras, pero en el centro de todo, la legendaria Ciudad Prohibida. Recorrerla tomas horas, y vale cada minuto. Construcciones masivas de infinita exquisitez y largos caminos con aire de realeza. Conoces donde vivían los emperadores, sus familias y sus geishas. Entrar ahí es regresar al pasado de este increíble país.
Shanghai es nuestro ultimo destino y aquí se queda el crucero una noche mas. Creí haber vivido la modernidad en su mas pura expresión en Japón, las antigüedades mas vivas en Korea y la cultura china en su cima en Beijing, pero no era así. Llegar a Shanghai fue llegar al futuro y pasado al mismo tiempo. Fácil era perderse entre los edificios mas altos del mundo y su parte vieja con pequeños arrojos y construcciones de techos rojos. Gente, gente y gente en todas partes, pero todos sonrientes y amables. Salir a comer en la noche en el piso mas alto del edificio mas alto del mundo, donde estas sobre las nubes y todo queda a tus pies es una experiencia inigualable. Debes conocer sus templos y sus centros de comercio y largas calles con pantallas publicitaras y sus museos. Regatear en sus mercados típicos con aroma a incienso y noodles también es parte de y es muy divertido.
Diciéndole adiós al amigable recepcionista del hotel Intercontinental donde nos hospedamos por unos días, nos dirigimos a la estación de tren en donde tomamos el Bullet Train, que es el mas rápido de mundo y nos deja en el aeropuerto, casi a las afueras de Shanghai, en ocho minutos. En el avión camino a casa, dejo mi mente regresar a las experiencias que acabo de vivir aun no las puedo creer. El oriente lejano es otro mundo, uno fascinante que te deja con ganas de mas.

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