lunes, 19 de octubre de 2009

Paseo por Arcos

Me encanta visitar lugares donde me dejo mimar, donde me permito malcriar mis sentidos paseándome por aquellos rincones donde me siento tratada como una princesa.

Hace poco regrese a uno de estos lugares; el centro comercial Arcos. Arcos se ha vuelto en el “place to be”… cafés, restaurantes, heladerías, cine, shopping, un paraíso para nosotros los jóvenes.

Hoy comí con Marco Beteta, el famoso crítico de gastronomía de la ciudad de México, en el restaurante Costa Guadiana, en Arcos. Marco sabe que siempre estar en la cresta de la ola es lo necesario para tener éxito y él me dijo mientras probábamos los deliciosos tacos de camarón, “Melanie, Quiero ofrecer buena comida, buen servicio y buenos precios sin ser extravagante.” Y después de largos meses de trabajo y esfuerzos, lo logró.

Siempre que llegamos a un restaurante tomamos todo por hecho, pensamos que la comida va a ser de nuestro agrado al igual que los precios, pero nada de esto es fácil para el restaurantero, ya que la gente exige excelencia en todos los niveles y son infinitos los detalles que hacen la perfección. La decoración de Costa Guadiana es seria, pero agradable, su personal complace pero no molesta ni interrumpe la plática (lo cual es bastante molesto) y la comida es simplemente extraordinaria.

Mientras disfrutaba las bellas pinturas y cuadros pintados por el mismo Marco Beteta, satisfacía todos mis sentidos con los tacos de chorizo albañil, llamados tacos de la casa. También probé los camarones al pibil con piña caliente y los tacos de cascara de papa, del los cuales me enamoré.
Marco Beteta es inquieto, buen crítico de gastronomía, genial pintor, maravilloso restaurantero y logra conjuntar todos sus talentos.

Arcos tiene casi de todo, espacios exóticos, diferentes y nuevos. Uno de ellos es el Café O2. Decidí visitarlo, dejando mi sentido del olfato guiarme hacia donde el delicioso aroma de pan recién horneado, café e incienso me sedujeron. Todos los antojos encuentran su lugar en este restaurante/bar/café que ofrece de todo. En el Café O2, el tiempo se detiene y logras llenarte de un placer muy simple y sencillo, mientras el incienso te relaja, la música te pone en un mood relax y la ensalada griega en una pita que probé afina estos momentos tan agradables que este espacio da.

Y a pesar de vivir en una ciudad tan agitada, podemos estar en paz en Café O2, ya que es un lugar que te hace sentir en casa, no importa cuando. México necesita más lugares como este, y cuando nosotros los jóvenes estamos apenas despertando al mundo de la gastronomía, buscamos constantemente un restaurante que vaya de acuerdo con nuestra forma de vivir y nuestros gustos.

No se tiene que tener un doctorado en gastronomía para poder apreciar el buen comer, solo sensibilidad y ganas de disfrutar la vida.